CAMAS

Añoro la ternura
inexplicable de las calles de Lisboa
y el sol, ese sol, y el Tajo o río
que habla con la ciudad.
El mundo está nublado menos allí,
donde se adensa la tristeza del mundo.
¿Tanta luz sirve para recordar
las condiciones miserables?
¿Uno se abriga del sol metiéndose
en el cansancio de sí?
Aislar la luz es no estar despierto
sino en lo que no fue
y no sé qué soy para mí,
o un animal que busca lo encontrado.
Me cansa la muerte, que no tiene nada dentro.
Hablo a corazón quitado.
Las camas son para otro amor.

Juan Gelman

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